Al pato Lucas


Pobrecito este desdichado animal víctima de las peripecias y jugarretas del malvado conejo llamado Bugs Bunny. La mala suerte es su lema y que Elmer Fudd le explote la cabeza una de sus actividades diarias. No en vano cuando a uno le suceden cosas un tanto inverosímiles / bochornosas /mala suerte, étc se exclama a viva voz "a mí y al pato Lucas".

Exactamente esa frase pasó por mi mente después de este incidente. El miércoles pasado el transporte público colapsó por otro pana al que se le ocurrió la brillante idea de lanzarse al metro en Plaza Venezuela (WTF?! ni siquiera otra estación, sino la del mero medio de la mitad del centro donde todo el mundo hace transferencias y étc). Salgo de mi trabajo y cuando voy a tomar mi camioneta, todas venían full, así que me tocó agarrar una hasta Ciudad Universitaria para salir del bululú y poder llegar a mi casa.

Me monto en la camioneta y camino hacia la cocina cuando al fondo veo a un tipo bellísimo, prototipo de hombre perfecto, una especie de chico de "The O.C" y de paso enfluxado. ¡Se armó un limpio, papá! Por lo menos tendría distracción en el trayecto. Yo lo veía de reojo (o de ojos completos... sí, soy muy obvia) y él nada, ni una miradita chiquita. Y yo seguía viéndolo y el tipo nada. Y la mega cola y él hablando por teléfono. Desistí, no lo miré más.

De repente siento clavados en mí un par de ojos y cuando volteo era el chico. ¡Yei! Finísimo. "Me está viendo, que autoestima tan alta tengo, soy una mami, oh sí" Me dispuse a colocar mi sonrisa número cinco cuando siento algo en la cabeza... Y cuando me sacudo... ¡SI! ¡ME ESTABA CAMINANDO UN BICHO / CUCARACHA POR EL CABELLO! ¡AAAAAAAAAASCO! Empecé a gritar como una loca y el chamo riéndose de mí. Menos mal que se bajó pronto y yo me quedé ahí parada como una galla y evidenciando eso que uno piensa cuando lo ven mucho "¿Será que tengo algo en la cabeza?" Esta vez se hizo realidad.

¡Bien! Aquí es donde va la frase: "Esto me pasa sólo a mí y al Pato Lucas". Pero yo estoy segura de que algún día la suerte del Pato Lucas va a cambiar y ¡Venceremos, compañeros!... Aunque las vergüenzas en público nos alegran la vida, ¿o no?

(¡Coño! Quedan todavía el coyote y el Pato Donald... ¡Que esperanza! )


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