Yo tb tq

Cuando tenía 15 años estaban de moda el Messenger y los mensajitos de texto, pero eran una especie de lujo. Si quería chatear tenía que ir a un cyber o "robarle" el dial-up a un amigo de mi hermano que le "prestaba" la clave. Si quería mandar mensajitos, que no fueran a Digitel, tenía que pedir prestado un teléfono. Era un fastidio, pero todos (o la mayoría) lo hacíamos, aunque nos complicara más nuestra adolescencia.

Recuerdo haber tenido muchas "peleas" con mis amigos por algo que dije y se malinterpretó. Recuerdo que una vez un amigo me dijo que no iba pendiente conmigo porque le respondí un piropo con un "Q bello *corazón*". Ah ok. Ciertamente, la comunicación digital siempre ha sido complicada. 

Podemos decir muchas cosas que en nuestra cabeza suenan bien, pero fuera (o dentro) de contexto son horribles. Luego vienen los: "no me malinterpretes", "no quise decir eso", "creo que no me expliqué bien", y todas esas frases con las que uno trata de arreglarlo y luego es peor. Ni hablar cuando uno usa emoticones. Por ejemplo, a él no le gustan los ;) porque le parecen sarcásticos, yo los amo porque son picarones; una amiga odia los :) porque le parecen sonrisita falsa, a mí me encantan porque son cuchis... Y así mil más. 

Insisto es complicado y eso que sólo me estoy refiriendo a chats (actualmente Whatsapp, Gtalk y hasta SMS), no voy a ahondar en Facebook, Twitter o Instagram, donde el stalkeo es socialmente aceptable (aunque también nos jode) y un piche like puede desatar malentendidos.

Ahora, ¿por qué toda esta reflexión? Por este corto que vi anoche. No es el mejor del planeta, pero explica perfectamente mi punto. Y es que, aunque a veces sea "fastidioso", señores, hay que hablar... Y lo digo yo, la reina del "mejor escríbeme"...


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